"Apadrine a un estudiante igual que hace con un niño". Ese fue el grito de guerra al comienzo del pasado curso académico de Adelaida de la Calle, rectora de la Universidad de Málaga y presidenta de la Conferencia de rectores de universidades españolas. Su propuesta: crear una bolsa de donantes para ayudar a alumnos con pocos recursos que se han quedado sin beca. Hasta hace tres años, España estaba entre los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) con las matrículas más baratas. Hoy, cursar un grado en una universidad pública de nuestro país cuesta entre 591 euros, en Galicia, y 1.620 euros, en Madrid. Y las ayudas públicas son cada vez más reducidas. El gasto medio en becas universitarias en la OCDE alcanza el 0,3% del PIB, aunque en España solo llega al 0,1%. El ministro de Educación, José Ignacio Wert, reconocía que la cuantía media de las becas ha bajado un 10%, algo que justificaba asegurando que se ha incrementado en el mismo porcentaje el número de alumnos que se benefician de ayudas. Pero ¿todo el mundo debe ir a la universidad?, ¿qué estudiante es merecedor de una beca?, ¿las donaciones de empresas privadas pueden sustituir el papel del Estado? Dos mujeres de la misma edad -40 años- difieren en las respuestas. Soledad Atienza, licenciada en Derecho y profesora del Instituto de Empresa, apuesta por que la empresa privada se involucre en el sistema educativo apadrinando a los mejores estudiantes. Sin embargo, la periodista Sandra Golpe ve peligrosa la aportación privada sin que el Estado la regule directamente y aboga por un sistema de becas exigente con el esfuerzo académico.
DEBATE
¿Patrocinar estudiantes para suplir las becas?
Soledad Atienza, licenciada en Derecho y profesora del Instituto de Empresa y Sandra Golpe, periodista y presentadora de Antena 3. (Vídeo: Alberto Ibáñez)